Colarse en los sueños es de muy mala educación.

Eran tan solo las 4 de la madrugada cuando me arrebataste la tranquilidad con uno de esos abrazos que tan solo tu sabias darme, de esos que hace temblar el alma y estremecer los sentidos. Sin ser invitado, te colaste en mi cama y lo que es de peor educación, en mis sueños. ¿Nunca te enseñaron a llamar antes de llegar? Con tu inesperada y fugaz visita vino el amargo despertar, un amanecer cargado de melancolía, acompañado con un café doble de te echo de menos, puede que, tal vez, un poco aguado en aquellas tardes de sábado en las que tan solo necesitábamos un par de cervezas y el placer de nuestros cuerpos. Suspiré como hacia tiempo que no hacía, con el corazón. Refilé el café bien lejos mientras un par de lagrimas tímidas te dibujaban en mis mejillas. Desde luego, no hay nada que no cure un buen tazón de colacao. Cerré los ojos para permitir que el chocolate penetrara en mis sentidos y con una sonrisa impuesta, comencé mi día.

" La fotografía es magia. Permite inmortalizar lo efimero. Tal vez jamás volvamos a ser los mismos. Puede que jamás se nos vuelva a erizar el cabello ante un mismo paisaje. Pero ese instante, quedará ahí grabado eternamente."

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