No nos ahogarán.


Esto va por todas las personas que en algún momento de sus vidas, se sintieron atrapadas, indefensas o marginadas por esta sociedad de idiotas en la cual vivimos. Una sociedad de muertos vivientes, cada cual, más estúpido que el anterior. Auténticos zombis. Es cierto, es una epidemia, tan solo que en vez de transmitirse por mordedura, se contagia por dejadez, estupidez, falta de educación o insensibilización. Si no sigues la corriente, te dejan de lado, si no cumples con el standard, estas destinado a la incomprensión y la soledad. Joder, que el universo se de cuenta de una maldita vez que los raros, los diferentes, somos en verdad los cuerdos, ser tu mismo y no un prototipo es una virtud. Somos humanos, no somos máquinas. Seamos aleatorios, felices, intensos, locos, incluso hasta estúpidos a veces. Defendamos con uñas y dientes aquello en lo que creemos, luchemos por nuestros sueños, por qué, por supuesto que son posibles. Ignoremos a los muertos vivientes que tratan de arrebatarnos el optimismo y la preciosa habilidad de creer en nuestros deseos, qué no nos conviertan en uno más de ellos. 

A veces, pienso que todo esto es una maldita conspiración. Quieren dominarnos, y que mejor modo de hacerlo que transformándonos en máquinas, objetos insensibles, carentes de pasiones, con tendencia a la depresión; es decir, fáciles de usar. Incluso la tecnología es participe de eso. Me gustaría saber a donde se esta marchando esa bonita costumbre de mirarnos a los ojos al hablar, de abrazarnos sin motivo, de desaparecer un rato, de escribir nuestros sentimientos en una carta a mano. ¿A donde van? Y lo que es peor, ¿en que se está convirtiendo? En un reflejo en la pantalla del smatphone, en un cutre e insulso WhatsApp, un control de última conexión, cafés llenos de personas que se ignoran. No dejemos que nos utilicen, seamos nosotros mismos, disfrutemos de nuestra rarez. Me gusta pensar, que en el fondo, la sociedad margina y maltrata a los diferentes unicamente por un motivo. Tal vez, y solo tal vez, en el fondo sepan que han sido tocados por la enfermedad, y sientan rabia, pena, y por ello nos miran con odio, con envidia, porque nosotros no hemos caído. Qué idiotas, piensan que haciéndonos sentir mal, nos hundirán, y no es así. Envidian nuestra condición, nuestra capacidad. Y así se enrabian cada vez que nos ven felices y orgullosos por ser lo que somos, por destacar.

El mundo se pudre e infecta cada vez más rápido, a velocidades vertiginosas. La sociedad se hunde en un mar de mierda, llevándose a las personas consigo, ahogándolas, matando la poca humanidad que nos queda. Y luego estamos nosotros, la última bocanada de aire fresco, luchando por sobrevivir, por no ahogarnos entre tanta mierda. No lo conseguirán, persistiremos, lo sé. No nos cambiaran ni sus diablos, ni los años, ni mucho menos los daños. Seguiremos siendo los raros, enrabiándolos.




1 comentarios:

  1. Me encanta. Te voy a copiar la solución a la conclusión que he puesto en mi examen de filosofía de la uni de hoy: -Tenemos que pensar por nosotros mismos y recuperar la capacidad creadora y creativa del ser humano, tenemos que realizarnos espiritualmente y no dejar que nos impongan lo que es la autorrealización alienándonos. Debemos pensar lo que queramos, y no lo que ellos quieren que pensemos.

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